A Néstor Carlos Kirchner
por romper el manto de tinieblas del imperio
y habernos mostrado
el inmenso y hondo sentido de la Patria
Desde el oscuro vientre de la Patria
una lanza salió como un relámpago,
era el Pueblo, la tierra misma en llamas,
eran los dedos en ve y el puño en alto;
era el ama de casa hecha machete,
era el pan que no comió el desocupado,
el alma mineral de los sin tierra,
las golondrinas del pañuelo blanco;
era un grito trepando hasta la aurora,
una ráfaga ardiente de verano,
nuestra sangre corriendo por la plaza,
resistiendo con piedras y con palos.
El veinte de diciembre en las pupilas
brillaron treinta mil soles en alto,
demoliendo los muros de la historia
e inventando el futuro a cada paso.
Mar del Plata, 1 de diciembre de 2010, año del Bicentenario.
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